lunes, 23 de febrero de 2015

ÉPOCA DE REBAJAS


Se echa en falta una autoridad medianamente real como para que diga a todos los españoles que, pese a haber refrendado una Constitución en 1978, el Estado español estaba hipotecado tanto que, casi cuarenta años después, entre los personajes que se han hecho con el poder, uno de ellos, un auténtico descerebrado, por accidente, y otro, por desidia, nos conducirían sin remedio a esta debacle económica, que tan bien conocemos tanto en carnes propias como ajenas.
¿Quién iba a decir a la generación que sufrió los estertores de cuatro decenios de un directorio militar y los siguientes cuatro decenios de unos balbuceos incipientes de una partitocracia, que no una democracia auténtica, se encontrarían ante un país esquilmado y vendido por el ávido egoísmo de la clase política que lo dirigía?
Sorprende encontrar entre los políticos actuales a gente que protestaba contra los abundantes Decreto-Ley dictados por gobiernos preconstitucionales siendo, como son, actualmente quienes conscientes de su labor, como si hubieran sido criados a los pechos de aquellos, sin manifestar la más mínima vergüenza, hacen y rehacen más de lo mismo. Sin contar cómo, al conseguir un cargo, se aferran a él queriendo superar en años a aquél cc.ran a ontra quien dicen, con la boquita diminuta, que lucharon.
Con la entrada en la Unión Europea en 1986, dadas las circunstancias económicas, se conoce que no se hizo correctamente sino engañando, con los libros manipulados, a fin de conseguir algo efímero como lo que estamos viviendo por culpa de unos cuantos trileros.
Las dos pagas extraordinarias anuales que disfruta todo trabajador español, totalmente preconstitucionales, fueron establecidas por un directorio militar con el fin de reactivar una economía lánguida y triste, propia de una postguerra, haciendo fluir el dinero para gastar más y dar sensación de riqueza y felicidad, sobre todo ahora que retrospectivamente nos miramos en el espejo y vemos lo que éramos sin imaginarnos que ya en el verano de 2010, con los presupuestos aprobados, y en marcha, por una decisión unilateral, un gobierno postconstitucional se  permitió el lujo de rebajar el sueldo en un 5% a todos los funcionarios, y de rebote a la empresa privada. ¿Tan mal estaban hechos los Presupuestos Generales que a mitad de año hubo que cuadrar las cuentas?
Lo peor no había acabado aún sino que, dos años después, otro gobierno de signo diferente, aunque tan postconstitucional como el anterior (entre rojos y azules anda el juego), también se permitió otro lujo: expoliar la paga extraordinaria de Navidad. Mientras un gallego durante 40 años, según se lee en el B.O.E., consiguió progresos sociales, 40 años después, otro gallego, poco a poco, se está dedicando a rechazarlos con la excusa de una crisis inventada, como siempre, por los mismos. ¿Cómo se pretende reactivar una economía muerta con las trabas que se encuentran las empresas en el camino?
Y ahora que España va camino de cuatro comicios en un sólo año el Gobierno, como medio velado para comprar votos, se le ocurre devolver una cuarta parte de aquella paga extraordinaria, y sin los intereses devengados, enredando tanto y tratando a cada español como si fuese el deficiente mental de turno. ¿Alguien tiene duda de que el cáncer que destruye al reino de España es la ideología política que se arrastra desde hace cuatro décadas?
Idearios y errores políticos decimonónicos, aunque adaptados al siglo XXI por los sucesivos gobiernos han creado un flaco favor al Estado español, que ha conducido a la situación actual.

Alfonso Campuzano
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jueves, 12 de febrero de 2015

PARTIDO POLITICO vs CLUB V.I.P.


Actualmente, y desde siempre, los partidos políticos se rigen por medio de una normativa interna corrompida, dictatorial y calcada de ciertos clubes de antaño que, pese a ello, siguen siendo aceptadas, bien por desconocimiento o bien por impotencia, donde existe un rechazo al liberalismo interno, a la libre controversia y a la selección de los líderes por los afiliados, al ser sustituida por la elección a dedo de los cabezas de lista, una herencia muy particular, aunque no sanguínea, donde triunfan las personas que demuestran ser listas y hábiles para medrar. Para hacer carrera política en un partido, sin necesidad de pasar por la universidad, nada fácil, pues no todos lo consiguen, es necesario pertenecer a este singular club, pues fuera se considera imposible.
Una vez alcanzada su ilusión, estas personas, un buen día deciden, quizá porque han tenido un mal sueño megalómano, quizá por aburrimiento, que aquello jurado o prometido, gracias a ello, aunque olvidado, viven más que holgadamente, debe ser rechazado, sin que se les pase por la imaginación dejar el escaño y dimitir, desaforarse y dejar de cobrar sueldo del Estado, dejar de tener prebendas y así emprender una nueva etapa política sin mamandurria estatal, incluso civil si, por casualidad, poseen estudios y profesión, aunque nunca ejercida, que no sea política.
No hay que olvidar que la Historia está llena de gobernantes que prometieron y no cumplieron, sobre todo al descubrir una fórmula transformada en trampa política, que se ha ido modelando con el paso de los años para conseguir inutilizar a las centrales sindicales mediante la asignación de cargos importantes y participación del poder sin cambiar el sistema, llegando hasta el latrocinio mantenido a las Cajas de Ahorro después de colocar a personas ignorantes o no, aunque serviles a los intereses generales de dichas organizaciones.
El globo, hinchado hace casi cuarenta años, está en fase de pinchado, pierde aire y se cimbrea por el territorio español hasta que aterrice y se barra irremediablemente hacia la basura. El Estado español mediante la connivencia de sus gobernantes permite que ciertos  políticos bajo sospecha o imputados, enfangados, año tras año, sin saber cómo limpiar el barro que se ve en su lustroso calzado, presten sus nombres en listas electorales o continúen ejerciendo el cargo bajo un ambiente de golfería.
El sonido del perdón no ha dejado oír el eco de las responsabilidades. Aún están a tiempo, pero sin abusar. Los hechos acaecidos necesitan resultados tanto evidentes como contundentes, pero esto tardará porque los valores éticos aún no han amanecido en el horizonte.
Corolario: Tanto Gobierno y como la Administración del Estado español disponen de casi sesenta mil teléfonos móviles, de los que la mitad tienen acceso a internet, lo que supone un coste de más de cien millones de euros al año. Y piden sacrificio a los contribuyentes sólo para llenar su saquillo.

Alfonso Campuzano

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viernes, 6 de febrero de 2015

IMPACTO AMBIENTAL


A este desconocido planeta, en el que habitan las más variadas especies, tanto conocidas como desconocidas, no se puede ni se debe manipular. De hecho, siempre que se actúa contra él se rebela. Qué manía con querer cambiar el curso de la vida, si la vida ya nos enseña diariamente que, siguiendo un curso desconocido y supuestamente anormal, es tan antojadiza que jamás desvelará su secreto, porque el entendimiento humano sobre la naturaleza es muy limitado.
Aunque hay mucha vanidad en todos los estudios que salen a la luz, ninguno tiene bases científicas relacionadas con la realidad como para presumir que tiene la patente en exclusividad de que el cambio va realizarse hacia una u otra dirección, tal y como exponen. Nada en éste, nuestro planeta, se desarrolla uniformemente. Cada impacto ambiental, el que sea, a favor o en contra, exige una adaptación. Cada evolución exige una mutación. Y nada es gratuito. Todo lo que se vive requiere conocimiento o dolor. A elegir.
Paulatinamente, gracias a los medios de comunicación audiovisual, se está generando una conciencia colectiva de que el planeta progresa hacia un cambio climático, algo muy natural, pero presentado y expuesto como algo atípico, incluso como una amenazante preocupación, lo cual es un tremendo error. Nada es estático en la naturaleza que nos rodea, todo cambia, aunque intentemos manipularlo en nuestro beneficio.
Las leyes que nos damos los humanos nada tienen que ver con las desconocidas leyes de la naturaleza a las que deben adaptarse o acercarse a la realidad de ella, que es sabia, que es la que manda, que pone a todos sus seres huéspedes en su sitio. Todo lo contrario conlleva a un suicidio. Observar, ayudar e imitar a la naturaleza es la mejor recomendación que se puede ofrecer así misma la especie humana.
Pero la especie humana es tan soberbia que cree que todo cuanto emprende, más bien manipula, beneficia tanto al resto de las especies como a ella misma. Sin embargo, esto es una verdad a medias, porque construye rutas y edificios en las laderas de las montañas, casi vaguadas, donde habitualmente no descienden torrentes, gracias a los constructores y caprichosos especuladores que permiten la esquilmación; construye playas artificiales ganadas al mar; altera el curso de los ríos, hace presas/pantanos, hasta que, de vez en cuando, la naturaleza se cabrea, grita diciendo que existe y arrasa todo lo que encuentra a su paso dando lugar a inundaciones, terremotos, maremotos en esta masa acuotérrea, que rota y se traslada en el espacio infinito, porque entiende que para guardar su equilibrio, tiene unas normas que no pueden saltarse a la torera, sino respetarse. Es la factura que continuamente pasa este querido planeta nuestro cuya configuración externa, aunque uno se lo proponga, no se aprecia con una ni con diez generaciones.

Alfonso Campuzano
            
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domingo, 1 de febrero de 2015

DERROCHE ADMINISTRATIVO


El derroche y la burocracia son el incontrolable cáncer de la Administración central española, y no digamos de la autonómica con sus más de cuarenta mil millones de euros anuales en gastos, aparte de generar setecientas mil páginas anuales de boletines oficiales; páginas cuyo papel, en la mayor parte de las ocasiones, es mojado, pues raramente, por no decir nunca, llegan a ponerse en práctica, aunque sí sirven para decir dónde emplean sus señorías el tiempo necesario para que bien se les remunere.
Lo habitual, desde que las mentes dirigentes amasaron la idea de que un país como el reino de España tenía que desarrollar unas comunidades autónomas, llamadas antes regiones, y algunas más, es que en su afán depredador, en su megalomanía, cada vez que decretan una normativa, incluso una ley, hasta diecisiete diferentes para resolver la misma cuestión, y lo saben, alargan un paso más en el camino hacia la invasión de competencias estatales, y se queden tan anchos como largos.
El Consejo de Estado, sin ir más lejos, está integrado por ciertas personas que, gracias a los servicios prestados, dicen B cuando, antes de ser elegidos decían A. Y que convertido en una ironía política cuando se conoce que uno de sus integrantes, tal que el ex presidente ZP, acomplejado, anoréxico, apocado, gafe, iluminado, inseguro, simple, haya aupado el estatuto catalán actual, sólo para asegurarse una continuidad cuando jamás ha ejercido en una empresa privada ni ha sufrido una dura oposición.
Una prolongación de esta institución son los diecisiete consejillos autonómicos, cementerio para elefantes, lugar adecuado para aquellos políticos que necesitan de la subvención de los contribuyentes para continuar figurando sin figurar más que en eventos extraordinarios, no así su sueldo mensual.  
No hay que olvidar que gracias a J. L. R. Zapatero se abolió el delito de traición que Mas fomenta y ensalza gracias al actual estatuto catalán. En los tres últimos años el impresentable y desobediente presidente de la región catalana ha recibido más avisos que un torero en una mala tarde de toros. Y, ¿qué? Pues aunque lo sabe continúa andando para hacer su camino porque el Gobierno central, en plena dejación de funciones, se dedica a enviar, cada vez que es amenazado con la vía independentista, por medio de su tesorero hacendístico, un cheque en blanco. No contento con esto, su quehacer casi diario lo pone en manos del Tribunal Constitucional. Excusas. ¿No sabe, no quiere, no puede?
¿Alguien puede prestar una pluma estilográfica de renombre para firmar la suspensión in perpetuum de la autonomía de la región catalana? Si el Consejo de Estado acusa a Arturo Mas de falta de lealtad reiterativa, ¿a qué espera el Gobierno para actuar? Mas y los demás: inhabilitación inmediata, cumplimiento de pena por delito de alta traición al Estado y, después, pensión mínima.

Alfonso Campuzano
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