domingo, 27 de noviembre de 2016

A PROPÓSITO DE LA NOVELA LA BURBUJA BLINDADA

La burbuja blindada, en su canto al carpe diem, es una novela urbanícola, que refleja la ansiada búsqueda de la filosofía del placer, que hace realidad cuantas fantasías eróticas se ponen a su alcance, que se embarca en un viaje por las estaciones de la addictĭo sexum, unido a las andanzas cotidianas de las mascotas Kiti y Pikín – Alfonso Campuzano




Se trata de unos interesantes y originales fragmentos del diario de Daniel Bridamón en el que cuenta ciertos pasajes de su vida privada, situada entre finales de los años cincuenta y principios de los noventa, quizá fuera 1991 la fecha de su jubilación, siguiendo unos pasos que reflejan la ansiada búsqueda de la filosofía del placer, intentando poder hacer realidad sus fantasías eróticas al embarcarse en un viaje por las estaciones de la addictĭo sexum, un motivo, o quizás un propósito, más que suficiente como para terminar deshojando el día a día.
Lo difícil fue elaborar el perfil que debería tener cada uno de los personajes, incluidas las dos mascotas, Kiti y Pikín, para que estuvieran a la altura de las circunstancias que se requería de ellas. Las más de ochocientas horas empleadas en redactar y corregir el manuscrito no resultaron en vano, y dan prueba de ello.
En el transcurso de estos cuarenta años se relata, tanto la muerte del abuelo Serafín como el recuerdo de algún retazo de la Guerra Civil española, fundamentalmente el universo conyugal, ampliamente soñado, aunque abocado al fracaso desde su primera andadura, desmoronado durante la luna de miel, transformada en luna de hiel, pero contenido, y consentido en parte, gracias al status social del propio Daniel, y a la conveniencia de su esposa Mariki.
Daniel, cirujano digestivo, especializado en los EE.UU., es un gran orador con cierta capacidad para seducir a las mujeres, dado su aplomo en la forma de hablar, normalmente muy directo en la conversación, no se anda con rodeos, planteamiento que las lleva hacia un camino regado de fantasías eróticas, incluso con descripciones divertidas, con momentos brillantes, en un recorrido rebosante de sensualidad, hasta cierto punto licenciosas, de los momentos pasionales con instantes arrebatadores donde cambia el tono y el lenguaje deja de ser sugerente para volverse directo y casi desenfrenado hacia la búsqueda de su delectatio sexum en un bucle sorprendente con  las tres mujeres que conforman su vida sexual activa: la periodista Carlota, la enfermera-anticuaria Marga, la fotógrafa Alina.
Esta novela urbanícola en la que los perfiles de los personajes están muy elaborados, a fin de que transmitan perfectamente sus sentimientos a los lectores, con la pretensión de que algunos logren empatizar, según sus gustos, es amena, cercana, cotidiana, creíble, curiosa, que desarrolla un tema ágil, que destaca por su capacidad de entretener en ciertos momentos, incluso positiva, que se lee de un tirón, donde no hay, sino personajes reales como la vida misma que, aunque adictos al hedonismo, bien podrían ser cualquier persona que conocemos, desde un vecino a un compañero de trabajo, incluso un familiar, llamando la atención las atmósferas urbanas envueltas en un halo de gran contenido erótico muy español, lejos de iconos masculinos inalcanzables.

En suma, es un canto a la vida, un canto al carpe diem por parte de Daniel, donde el tiempo y la respiración se detienen ante la lectura de esta obra dinámica, interesante, ocurrente, cimentada en un cuartero, cuyo nexo es el sexo, descrito en clave hedonista, repleto de aventuras romántico-sexuales, que merece la pena tener entre las manos, sin olvidarse de las andanzas cotidianas de las mascotas, tanto de Kiti como de Pikín. 

Alfonso Campuzano
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martes, 22 de noviembre de 2016

EL EJE TERRESTRE ES DINÁMICO

El eje terrestre imaginario del planeta Tierra, con su incesante  desplazamiento, hace que el clima cambie constantemente, al tratar de equilibrar tanto el volumen acuático como el terrestre – Alfonso Campuzano    

El planeta Tierra, al no ser estático, se transforma con el paso del tiempo lo mismo que cualquier ser, ya sea humano, animal, vegetal, incluso mineral. Dicha transformación viene dirigida por el reparto del volumen acuoso, ya sea hielo o agua, superior al terrestre, descentrando continuamente al girar sobre un eje planetario igual que alrededor del sol, hecho que genera energía calorífica.
Este eje terrestre imaginario es muy sensible y no es fijo, sino que, actualmente no se encuentra situado en el mismo lugar que hace, por poner un ejemplo, hace cien años, sobre todo, debido a que el planeta Tierra, en su viaje cósmico, tiene que buscar constantemente un casi perfecto equilibrio entre el volumen de masa terrestre provocada por los movimientos de las placas tectónicas, que causan terremotos, logrando una transformación orográfica lenta del terreno, y el de la masa acuática desencadenada por los flujos oceánicos, causantes de maremotos, cuando el epicentro se encuentra en una zona marítima, todo ello reflejado en la gráfica continua que detecta cualquier sismógrafo, que jamás permanece en reposo.
Desde hace algunos años, se ha venido observando que el desplazamiento del eje, a un ritmo medio anual de unos veinte centímetros, está pasando de ser polar a convertirse en ecuatorial. En el peor de los casos, si el eje sigue moviéndose, que se moverá, hasta hacerse paralelo al ecuador terrestre del planeta Tierra, de manera que, ambos polos, en lugar de ser verticales, como hasta ahora, se situarán en posición horizontal.
Ante lo imprevisible, quizá por desconocimiento, por falta de tecnología adecuada, descubierto cuando la responsabilidad del cambio climático atípico estaba encarrilado, va y aparece en el horizonte otro factor, que no nuevo, tal que el cambio continuo del eje terrestre, un mecanismo tremendamente complejo para el que aún no existe ningún plan de actuación y menos aún respuestas. Por tanto, los gobiernos seguirán aferrados a la lucha contra los gases.
Los climatólogos, sin nombrar esta alteración, quizá por desconocimiento, quizá por desidia, que representa uno más de los múltiples factores desencadenantes, posiblemente el más importante, han optado por hablar de cambio climático por efecto invernadero, como consecuencia de la emisión de gases, provocada por el hombre industrial y los animales, que ayudan a elevar la temperatura, sin representan ni mucho menos, la causa fundamental sino, más bien, el entretenimiento social dictado y subvencionado por autoridades incompetentes, que puede ser controlada, de hecho, casi doscientos países comprometidos están intentando controlarla.
Tal elevación de temperatura, por otra parte, no es uniforme, ya que, ni siquiera existen suficientes estaciones de medición repartidas por toda superficie terrestre, sin contar con las tres cuartas partes de superficie oceánica, como para que tenga fiabilidad el llamado calentamiento global.
¿Se puede luchar contra el desplazamiento del eje terrestre? Ciertamente, lo más sencillo es cerrar los ojos, o ponerse unas anteojeras, y echar la culpa/responsabilidad a los gases, ¿por qué no? Se trata de no alarmar a la población con ideas tufaradas, poco contrastadas, aunque vendidas como trigo limpio.

Alfonso Campuzano
          
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