viernes, 17 de marzo de 2017

A LOMOS DEL POPULARISMO

Que las anteojeras de la solidaridad y magnanimidad hacia las olas de inmigrantes/refugiados no impidan ayudar a los millones de desempleados desamparados – Alfonso Campuzano


En mayor o menor medida, desde siempre, y acotando las épocas, ha existido la emigración, ya fuera económica o bien con el cartel a cuestas de refugiado, todo proporcional al número de habitantes y de conflictos.
Mal que pese, los gobiernos europeos difícilmente pueden cumplir con las cuotas de acogida de inmigrantes si el número de desempleados, que no cobra pensión, les asfixia, tanto unos como otros, a cargo de los contribuyentes, y no precisamente de los políticos, que decretan leyes y normas, que están dispensados de su cumplimiento.
Las categorías de los refugiados, que todo el mundo desconoce de dónde parte esta clasificación, dependen del ciclo y de los medios de comunicación, aunque se adivina que es eminentemente política interesada. 
Según la Convención de Ginebra, un refugiado debe reunir ciertos criterios como son: Demostrar que es perseguido por su grupo social, por su nacionalidad, por sus opiniones políticas, por su raza, por su religión. Demostrar que, debido a la persecución, de la que es víctima, no quiere ni puede reclamar protección ni retornar a su país. Demostrar que se encuentra en una situación donde no es posible ninguna solución duradera en un plazo razonable. Demostrar que no está sujeto a una orden de expulsión. Y pocos, o ninguno, cumplen.
Los Centros de Estancia Temporal de Inmigrantes (C.E.T.I.) acogen a personas denominadas vulgarmente: sin papeles, es decir, son ilícitas, viajan sin pasaporte o con pasaporte falso, sin carnet de conducir, sin antecedentes penales, sin calendario de vacunación, sin currículum; que fingen, que son sospechosas de delincuencia, que quieren saltarse la ley; que enmudecen o mienten al ser preguntadas por el país de su procedencia, a fin de solicitar su documentación; que se cuelan de rondón en un país, sin haber sido invitados; que pretenden beneficiarse de algo a lo que no han contribuido, como escaquearse cuando se les ofrece un trabajo para contribuir a su gasto y al de la comunidad que les acoge; que aspiran a evadirse.
Unas personas que, con el paso el tiempo, se muestran más y más agresivos, que utilizan armas, como cizallas y mazas, piedras, palos, tubos, con las que agraden a las fuerzas de seguridad, que tienen prohibido utilizar material antidisturbios, en el asalto violento de fronteras, que sirven para dar seguridad física y sanitaria a personas que pagan impuestos, casi confiscatorios. Ha habido que invertir dinero de los contribuyentes en la instalación de videocámaras y cámaras térmicas de infrarrojos; en la instalación de luces de alta intensidad y sensores de movimiento y ruido; en proporcionar equipos de visión nocturna a la policía de fronteras.
Por el bien de los Estados, y sus ciudadanos, el tiempo de internamiento es necesario para que sea registrado correctamente; para que sean cruzados sus datos de las bases de seguridad; para lograr completar los procedimientos organizativos de devolución a su país de origen, si se consigue, varía, pudiendo alargarse hasta dieciocho meses. Mientras tanto, en defensa del ciudadano oriundo, en previsión de una epidemia, que pueda transformarse en una pandemia, se les atiende sanitariamente, se les vacuna, lo cuál no es gratis, cuesta mucho dinero al erario público.
Como conclusión: hay que alejar tanto la inseguridad ciudadana como la inseguridad sanitaria y no dejar que la bandera del buenismo y bienquedismo político, es decir, la demagogia y la hipocresía, ondeen por doquier, que tanto daño hace a la sociedad.

Alfonso Campuzano

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miércoles, 8 de marzo de 2017

ALGUNAS PREGUNTAS sobre NIEVE OCULTA

         
                                                  

Por el arquitecto doctor don PEDRO LUIS GALLEGO FERNÁNDEZ

1) Podemos decir que esta novela es en cierto sentido autobiográfica. Las guerras internas entre médicos y gestores políticos en los hospitales supongo que son una parte importante de los conflictos, que tiene que superar un profesional en su trabajo diario, y que tú has vivido y padecido ¿no?
Más que una novela autobiográfica tiene que ver con ciertas similitudes profesionales. Los gestores de la Sanidad pública, integrada en el sistema político, en general, actúan desde el punto de vista administrativo, no puede ser de otro modo, condicionados por unas directrices que marca su partido político, desterrando la empatía, ganando todas las medallas. Los médicos, con unos intereses contrapuestos, están preparados para ejercer su profesión, tratando de poner en práctica sus conocimientos, y siempre, en beneficio de los pacientes. Este conflicto, bastante polémico, dada la imposición laboral, más o menos sutil, difícilmente captado por la sociedad, hace que se adapten para poder soportar su profesión y lograr sobrevivir.

2) En la novela parece que, en la década de los noventa, hay un atisbo de querer cambiar las rutinas y los intereses que llevaban a estos conflictos. ¿De alguna manera en esta década hubo alguna voluntad política de mejorar estas situaciones?
En la Medicina privada, la gestión administrativa transita paralelamente al ejercicio profesional médico-quirúrgico, casi sin interferencias: existe acercamiento consensuado, porque sus fines son similares. Por contra, en la Medicina pública, la gestión administrativa avanza divergentemente al ejercicio profesional médico-quirúrgico, interfiriendo en todos los niveles, planteando conflictos interminables, por indecisión política, por hipocresía, porque los fines son dispares, desde el momento en que se instauran recortes presupuestarios, que perjudican la terapéutica medica, a la vez que los precios de los medicamentos, de las ortesis, y de los materiales quirúrgicos, son asignados por el Gobierno del momento, es decir, son unos precios políticos, sin prestar atención a sueldos y pensiones.

3Léenos un párrafo que te interese destacar.
Leeré la pág. 161:
Septiembre de 1994.
A través del gran ventanal de su despacho, Blas Benítez, mientras el auricular de teléfono permanecía pegado a su oreja, veía desplazarse unas densas nubes a punto de convertirse en algodón entre las que, de vez en cuando, asomaba un sol envidiable, que suponía potente, cegador, quemante. Estaba algo preocupado pero, a medida que pasaban los minutos, tras la primera aspiración nasal de una raya blanca, comenzaba a notar el efecto deseado transformado en euforia que se escapaba por cada uno de los poros de su piel.
— Oye, Florentino — dijo Benítez, mientras se incorporaba de su asiento, caminaba unos pocos pasos y se acercaba a la ventana donde pestañeó ante el destello veladamente generoso del reluciente sol —, que el tema es muy grave, más de lo que te imaginas, al menos desde aquí, desde este Complejo Hospitalario General de Valladolid del que, no debes ignorar, soy director gerente, tiene todos los visos de convertirse brevemente en un gran escándalo que, si no se corta de raíz, probablemente lo sea a nivel nacional.
— Lo sé — respondió con sequedad metálica Fernández.
Benítez, hombre de grandes influencias dentro de los círculos sanitarios del país, buen administrador y emprendedor, aunque resentido con nadie especial, salvo con la sociedad, estaba muy angustiado, no era para menos, por el grano que le había salido en su ajustado presupuesto anual que era, aunque exagerado, muy similar al del municipio de la capital.
— Pero — dijo, con cierto recelo —, ¿lo sabe el ministro?
Pese a su natural insistencia, Benítez no lograba obtener una respuesta adecuada; la que desearía; la que le llenaría de orgullo; la que necesitaría para volver a poder respirar con tranquilidad, salida de los labios de Florentino Fernández, su director general de Sanidad, hombre más bien mediano, precisamente no de estatura, poco curtido en las lides administrativas, aunque rencoroso y buen fajador.

4La novela es en cierta forma un alegato en defensa de la clase médica frente a un mundo de intereses en el que políticos, abogados, periodistas se confabulan contra el “hombre de la calle”, que aparece como una víctima de esta confabulación. ¿Es desde la profesión de médico como se percibe con nitidez esta situación?
Desde la profesión médica, con mente despejada y fría, se puede llegar a analizar que, mientras en la Sanidad pública y en la Seguridad Social con su Caja de pensiones, no haya un pacto de Estado, y dejen de ser utilizadas como si fuera un comodín político, y dispar, en las diecisiete fincas regionales, se terminará por destruir todo lo que tanto tiempo y esfuerzo, más de cincuenta años, ha costado alcanzar. El profesional médico, según sus conocimientos, que deben estar puestos al día, debe aplicar el mejor tratamiento posible que exista en el mercado, cueste lo que cueste. En contraposición, el gestor administrativo debe imponer el criterio político de que hay que gastar poco, incluso nada. Las listas de espera quirúrgica son una consecuencia de la deprimente gestión administrativa cuya solución admite varias vías, aunque ninguna ideal. No puedo, aunque sí me gustaría asegurar que las listas de espera quirúrgica disminuirían con jornadas laborales de tres turnos diarios de médicos y cirujanos. Incluso, tampoco puedo, pero sí me gustaría asegurar que las listas de espera quirúrgica disminuirían si se igualaran el número de salas de quirófano con el número de cirujanos de plantilla. Y para empezar a considerar la demora de las listas de espera quirúrgicas, en serio, habría que llevar a cabo un plan de necesidades reales a nivel estatal.

5En un momento de la novela apareces brevemente como personaje. El autor dentro de la novela como un guiño hitchcockiano. Explícanos un poco esto.
El cineasta Alfred Hitchcock, al que denomino el rey del cameo, apareció brevemente, poco más de cinco minutos, concretamente un total de cinco minutos y quince segundos, en treinta y nueve de sus cincuenta y tres películas. Tras recordar que Miguel de Cervantes, en El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha –novela que he leído dos veces, la primera, creo recordar que tenía seis años de edad, en casa de mi abuela, una edición ilustrada, posiblemente perteneciente a mi tío y padrino–, en varios capítulos de la segunda parte, nombra a la primera parte y hace autopublicidad, decidí aparecer como un personaje más, tratando de hacer un cameo al dialogar con el detective Eduardo y hablar de mi novela LA BURBUJA BLINDADA. Posteriormente, muchos años después, leí que Michel Thomasconocido como Michel Houellebecq, hacía un cameo en su novela La Carte et le Territoire,  en 2010.

6Una curiosidad: los personajes que aparecen, al margen de los protagonistas tienen siempre una coincidencia en las iniciales de su nombre y apellido como Blas Benítez, Florentino Fernández, Leandro López, Marcos Martínez, Mateo Márquez, Ricardo Rodríguez, Silvestre Sánchez. ¿Hay algún mensaje detrás de ello?
Cuando tanteaba nombres y apellidos de los personajes se me ocurrió poner en marcha este tipo de juego, me pareció divertido, como si se tratara de una regla mnemotécnica y así, en ciertos momentos, poder llamarlos por sus iniciales y, si fuera necesario, reducirlos, minimizarlos, así: Bebe, EfeEfe, EleEle, EmeEme, EreEre, EseEse, tal y como había hecho con EmeUve en mi primera novela publicada.

7Al fijarme detenidamente en el diseño de la portada de la novela, que tengo en mis manos, observo múltiples aves en diferentes posturas de vuelo. ¿Podrías decirme qué significado tiene?
Desconociendo qué ha querido decir el diseñador, desde mi punto de vista, existe una controversia porque, para unos, las aves en libertad, simbolizan las novedades, que presagian el progreso; mientras que, para otros, representan las irregularidades y los problemas que tienen que afrontar, tanto los protagonistas como el resto de los personajes.


En Valladolid a 3 de marzo de 2017
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