jueves, 28 de diciembre de 2017

JUGUETES DESTROZADOS


El laboratorio de la política tribal enjuaga demagogia popularista que, mediante imposición, induce a votantes sedados y anestesiados – Alfonso Campuzano


Toda ocurrencia política de laboratorio, a modo de enjuague, transformado en demagogia popularista o no, se siembra hasta que el fruto apetecido, una vez pasado el túnel del tiempo, ha sido aceptado en la mente de los votantes, momento que es aprovechado para eludir la responsabilidad y trasladarla a ellos, mediante la mano alargada que convoca situaciones tormentosas, que desemboca en un cul-de-sac o bien en un bucle insistente de empecinamiento hasta que den arcadas.
Como ejemplo significativo destaca la semilla de la imposición de cualquiera de las lenguas tribales, con cierto tufo de nacimiento autárquico, propuesta como algo evolucionista, que fue plantada por un político, en plural, en connivencia con los poderes públicos, hasta su germinación como una involución lingüística, en una sociedad sedada, y hasta anestesiada, debido a la hegemonía del voto al veto.
Este es el mecanismo de actuación de unos partidos políticos minoritarios, enrabietados que, mediante una irreflexión, llevada al último extremo de la razón, creada tras un ambiente cansino de reiteración, intentan mantener en vilo a los mayoritarios, mientras no lleguen a conseguir intereses individuales que les hagan perdurar en la poltrona.
Las campañas permanentes, e impertinentes, de pelelismo político consentido de hogaño evolucionan irremisiblemente hacia la lógica del liberticismo en las que los gobiernos autonómicos, en su afán confiscatorio, e indeciso, se han olvidado que la Constitución de 1978 habla de igualdad y solidaridad, que no se cumple, porque pretenden que los votantes acaten su delirio.
Es norma que la Justicia no advierta a nadie de que la ruta emprendida sea la equivocada, salvo a ciertos políticos, de manera que la teórica regeneración jamás se podrá llevar a cabo si no se aplica el Código Civil a todo aforado, o similar, como a cualquier ciudadano, ya sea votante o contribuyente con sus impuestos.
Da la impresión de que, desde el comienzo de la Partitocracia, allá por el último cuarto del siglo XX, institucionalmente ha pululado a sus anchas una especie de connivencia, al observar que, mediante sordera y visión funcionales, los políticos se culpan unos a otros de su mala gestión, traducidas en una predisposición de huida hacia delante, con unos resultados catastróficos en cuanto a la solidaridad y bien común.
Ante este panorama, de nada sirve votar, una y otra vez, viendo que los políticos no han evolucionado, sino que están anclados en años finales del siglo XIX y principios del siglo XX, exhibiendo gestos, palabras, símbolos, totalmente caducos; enorgulleciéndose de ser anticapitalistas, antioccidentales, sobre todo antisistema del que se aprovechan para vivir, llevándose la palma el ser progresista, sin darse cuenta, o quizá sí, que el progresismo entraña veladuras propias de quien quiere medrar entre votantes ignaros.
Un político responsable, si lo hubiere, y no zombi, incapaz, incompetente para negociar y empatizar con sus electores, jamás debe romper con el pasado histórico, sobre todo cuando se ignora la propia Historia, sino que debe reformar, pensando en generaciones venideras, mirando siempre hacia el futuro, hacia el bien común de la sociedad, sin jugar con términos peligrosos como si fueran juguetes inofensivos, que no lo son.

         ALFONSO CAMPUZANO
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jueves, 14 de diciembre de 2017

TROQUELAMIENTO ANIMAL


La aparición, o desaparición, de especies en el planeta azul, tras haber habido cinco anteriores a la actual, es innata y genética, según qué época – Alfonso Campuzano


Existe una necesidad imperiosa por convencer a la UE de que ciertas especies en peligro de extinción deben pasar a un régimen diferente al actual. Ya pasó la época, y debe adaptarse, ya que bajo el paraguas del proteccionismo existe un descontrol muy bien controlado. Quien quiera animales salvajes tiene la libertad de convivir con ellos, pero sin obligar y, menos aún, imponer. Y, caso contrario, pueden llevárselos a sus tierras.
Lo que la Naturaleza enseña es que cualquier especie, ya sea terrestre, acuática, aérea, lucha por sobrevivir, incluida la humana, reclamando continuamente su territorio, a fin de modificarlo, reciclando lo que consumen, mediante su metabolismo, por lo que la armonía, entre ellas, no debe recorrer caminos demagógicos.
Todavía los defensores de especies en peligro de extinción se niegan a analizar, un decir, y a desmenuzar, los entresijos de la selección natural, por la que unas aparecen, mientras que otras desaparecen, suceso innato, gracias a su genética, sin más, después de haber habido, que se sepa, cinco anteriores. La regeneración de las mismas existe, pero nunca a gusto de todos, porque siguen leyes naturales, cuando sea la época.
El desasosiego de la sociedad, que tantos años dura, se debe a intereses ocultos, que llenan faltriqueras, mediante el patrocinio cinematográfico, ya sean fotos o películas simpáticas, incluso impactantes, que remuevan sentimientos, manipulando los reportajes de adaptación de los animales salvajes, con la intención de concienciar hacia la empatía y humanización animal.

                    Gesto humano de un animal irracional conseguido mediante amaestramiento, otra forma de maltrato

Algunos ya lo llaman troquelar, una forma de maltrato, antes y después, de muy diversas formas, incluso crueles, con la pretensión de que hagan lo que se quiere que se vea, como si fuera algo natural, que no lo es; que no ha podido ser captado, incluso en cautividad; que no lo parezca, porque de otra manera difícilmente se conseguiría. Lo mismo que amaestrar, intentando que realicen gestos humanos, a la vez que se intenta conocer las consecuencias, modificar la heterogeneidad de los territorios, programar la subsistencia.

     Oso polar con aspecto caquéctico, en fase terminal, probablemente debido a una enfermedad tumoral

Se debe entender, sin que las palabras sean tergiversadas, que si se observa la caza, llamada furtiva, es que la propia sociedad humana trata de defenderse ante un peligro evidente que la autoridad del momento no ha sabido entenderlo y, sobre todo, no ha tomado las medidas necesarias.
Existe un nexo colosal individuo-canino, considerando a las mascotas como si fueran humanos. Incluso se ha llegado a hablar de dignidad animal, momento en que la pregunta que surge en cualquier mente racional es si quien lo manifiesta sabe lo que significa.

ALFONSO CAMPUZANO
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